Empatía en Acción

Antes de salir de vacaciones, en el Instituto tuvimos una plática muy especial para los papás de secundaria y CCH, impartida por las psicólogas Gabriela Santiago y Gabriela Orozco. El tema fue la empatía, una palabra que escuchamos seguido, pero que a veces dejamos de practicar sin darnos cuenta.

La empatía es mucho más que “sentir bonito” por el otro. Es la capacidad real de ponernos en su lugar, de tratar de entender cómo piensa, qué siente y por qué actúa de cierta manera…, pero no desde nuestros ojos, sino desde los suyos, respetando su historia, sus valores y sus emociones.

La plática comenzó con una dinámica muy significativa en la que cada quien dibujó su propia mano en una hoja. Después, con los ojos cerrados, poníamos nuestra mano sobre la silueta de otro papá o mamá. En ese momento, la otra persona nos compartía algo que le preocupaba o le agobiaba, mientras nosotros simplemente escuchábamos. Luego intercambiábamos los papeles. Fue una experiencia sencilla pero muy profunda, que nos permitió “tocar” un pedacito del otro, sentirlo más cerca y entender que todos llevamos algo dentro que a veces no se ve a simple vista.

¿Y por qué es tan importante fomentar la empatía en nuestros niños y jóvenes? Porque es la base para construir relaciones profundas, crear ambientes de respeto, colaboración y compasión. Además, ayuda a fortalecer la tolerancia, a prevenir el acoso y a que puedan resolver sus conflictos de una manera más sana.

Si no trabajamos esta habilidad, nuestros hijos pueden tener dificultades para conectar con los demás, resolver problemas o incluso reconocer sus propios errores. A la larga, la falta de empatía puede derivar en actitudes como el bullying, el maltrato o la indiferencia ante el dolor ajeno.

Como papás, nuestro papel es fundamental. No basta con pedirles que “sean empáticos”: tenemos que modelarlo en casa.

Algunas estrategias que nos compartieron las psicólogas y que nos encantaron fueron:

  • Practicar la escucha activa y validar siempre lo que sienten nuestros hijos.
  • Usar preguntas reflexivas como: “¿Cómo crees que se siente esa persona?” o “¿Cómo te sentirías tú en su lugar?”.
  • Hacer actividades familiares que promuevan la solidaridad y la ayuda a los demás.
  • Y sobre todo, ser nosotros mismos un ejemplo diario de empatía en nuestro trato con ellos y con las personas que nos rodean.

La plática cerró con una invitación que hoy queremos hacerte también a ti:

¿Qué acción concreta implementarás en casa para fortalecer la empatía en tu hijo?

Porque al final, cultivar empatía no solo mejora sus vidas, también mejora el mundo en el que vivirán.