Ayer y antier en primaria vivimos uno de esos días que vamos a recordar. Celebramos a mamá y papá de una forma diferente, saliéndonos un poquito de la rutina y compartiendo momentos únicos con nuestros niños.
Tuvimos dos actividades muy divertidas. Mientras un grupo se animaba con una clase de taekwondo, sí, ¡con todo y patadas!, el otro se movía al ritmo de la música en una sesión de baile con un profesor que sacó los mejores pasos de nuestros papás y hasta los puso a sudar. Lo más padre fue que después intercambiaron, así que nadie se quedó sin experimentar ambos talleres. Fue un momento en el que todos se olvidan del celular, del reloj y solo están ahí, disfrutando.
Para cerrar con broche de oro, nos fuimos al auditorio a compartir un brunch. Delicioso, por cierto. Ahí aprovechamos para relajarnos, platicar, conocernos un poco más y seguir construyendo este sentido de comunidad que tanto valoramos.
Sabemos que la labor de ser mamá o papá viene sin manual, sin horarios fijos y con una carga de amor, cansancio y esfuerzo que pocas veces se reconoce. Por eso creemos que estos momentos valen oro. Porque no se trata solo de hacer una actividad, sino de generar recuerdos juntos. De parar tantito y decir: “Hoy estuve contigo, de verdad”.
¡Gracias por ser parte de nuestra comunidad!
















