e acerca el 14 de febrero, el Día de San Valentín, o el Día del Amor y la Amistad, como muchos lo relacionamos y, seguramente, ya en nuestra mente estamos imaginando o planeando los regalos que daremos o recibiremos, las palabras que dedicaremos a nuestros seres amados en una tarjeta, y un sin número de cosas que suceden dentro de ese día.
Pero más que hablar de la cursilería del día, y sin quitar ningún mérito ni realizar una crítica extensiva, me gustaría reflexionar sobre la importancia del concepto de amistad en el contexto escolar y, sobre todo, en la adolescencia.
Para muchos filósofos y pensadores la esencia de la amistad reside en el compartir, conversar y compenetrarse. En ella, el ser humano se encuentra en la misma relación respecto al amigo y consigo mismo.
Aristóteles sostenía que elamigoesotroyo. Por tanto, la enseñanza del filósofo indica; en primer lugar, que la verdadera amistad destaca el bien que se encuentra en la persona humana como bien final; y en segundo lugar, aclarada la reciprocidad de la amistad, se muestra que la philia (amor), se comporta una autophilia (autoamor) legítima. En palabras más sencillas: “Si el amigo es otro yo, también uno mismo es un yo”.
Ahora dejando atrás estas digresiones aristotélicas, cuando hablamos del “otro yo”, debemos recordar que los amigos y amigas que se llegan a hcer en la escuela serán y son otro modelo de conducta de gran relevancia para sus hijos e hijas, ya que los ven como sus iguales, pues se identifican con gustos, miedos e incluso experimentan situaciones muy similares. De tal manera que, observar como un igual, amigo o amiga, se confronta con diferentes situaciones y afronta las consecuencias de estas vivencias personales, les ayudará a aprender, imitar y reflexionarlas para actuar de modo similar ante experiencias similares.
Por ello, es importante que sus hijos e hijas formen una red consolidada de amistades en la que puedan confiar, pero sobre todo donde se sientan seguros y felices. Y al mismo tiempo, no debemos olvidar que nuestros hijos e hijas deben formar su propia identidad de manera paralela a sus amistades; es decir, deben ir conociendo qué cosas le gustan o qué cosas realmente quieren hacer por sí mismos, no porque se sienten presionados o influenciados de alguna manera. Y es que a veces es común que, nos encontremos ante una situación en la que nuestro hijo o hija hace algo que no le agrada, sino por aceptación en el grupo; por eso, es importante que sus hijos e hijas creen una propia personalidad, con sus ideas y sus principios propios, que los motiven a crecer y ser mejores.
Finalmente, cuando los padres de familia se preguntan sobre qué acciones pueden tomar para trabajar el tema de amistad, siempre es importante recordar que las actividades extraescolares son un buen recurso para fomentar los lazos de amistad entre los alumnos y alumnas. Esto porque los expone a actividades con diferentes grupos de personas y siempre resulta enriquecedor para ellos, pues aparte de desarrollar actividades más lúdicas, su red social se extenderá y ayudará a que su identidad sea más fuerte, lo que genera más seguridad a nivel emocional en los adolescentes.
Diego Ledesma Cortés